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Foto del escritorRenata Batarse

Qué hago si un familiar no quiere ir al psicólogo


¿Qué hago si un familiar no quiere ir al psicólogo?

Si mi pareja no quiere ir a terapia, o mi hijo, ¿que hacer? Esta situación suele presentarse principalmente con adolescentes o adultos mayores, pero también puede ocurrir con cualquier ser querido, y puede llegar a ser una situación preocupante y complicada para sus familiares o allegados. Es importante en primer lugar tener presente que para que un proceso de terapia psicológica sea efectivo, es necesario que se acuda voluntariamente. Inclusive, forzar a una persona a ir al psicólogo no solo es inútil sino que, además, puede ser contraproducente.

No es conveniente forzar ni tampoco condicionar o chantajear a un ser querido para que asista a terapia psicológica. Se recomienda esforzarse en tratar de hacerle ver la conveniencia que puede tener para él o ella y para su alrededor.

Entonces, qué hago si un familiar no quiere ir a terapia. A continuación indicamos algunos consejos para facilitar las condiciones para que un familiar acuda al psicólogo.

  • Muchas veces existen prejuicios acerca de lo que es ir al psicólogo, por lo que conviene informarse bastante en qué consiste la psicoterapia, la diferencia entre psicoterapia, psiquiatría, los diferentes enfoques que existen, etc., para hablar con el familiar y poder hacerle ver que, tal vez, las ideas que tiene sobre la terapia no son adecuadas.

  • Puede ser de mucha ayuda asistir a terapia familiar, de modo que el familiar que presenta dificultades pueda sentir que comparte sus dificultades con los demás.

  • En ocasiones, también es conveniente iniciar un proceso de terapia familiar sin el familiar en dificultades, para recibir ayuda de cómo asimilar de la mejor manera la situación.

  • Adicionalmente, ya iniciado el proceso de terapia familiar, puede invitarse al familiar para que asista como invitado. Es decir, que asista pero no para recibir ayuda sino para ayudar al proceso que reciben sus demás familiares (en sus esfuerzos por ayudarle).

  • El enfoque sistémico tiene la conveniencia en estos casos de que el proceso de terapia se enfoca en las relaciones. Es decir, que por ejemplo si la relación padre-hijo está muy dañada y el hijo no quiere acudir a terapia, es posible trabajar directamente con este problema sin la necesidad de que el adolescente acuda a las sesiones, pues la terapia se enfocará en la relación (y no en el hijo, ni en el padre). Basta con que el padre o los padres acudan a un proceso para que puedan beneficiarse hijo y padre.

  • Puede ser de ayuda buscar apoyo en una persona que sea de mucha confianza o admiración para el adolescente o la persona mayor que no quiere acudir al psicólogo, y pedirle que le hable de la conveniencia de buscar ayuda. Puede tratarse de un tío, un hijo con el que tenga mejor comunicación, o incluso un médico de cabecera que inspire confianza.

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